DESCUBRIENDO EL ALTER EGO COMO TOPOS (τόπος)

Como si la vida tomara su forma en el éter
con la variedad de cada eidos alcanzado,
la emanación que parece provenir
desde el oscuro origen del dibujo
toma su piel en la observación sintiente
que descubre el ceño de su destino,
la forma de sus proyecciones
o la densidad de sus sombras.
 
Es ella misma -sí, la creación-,
el auténtico τόπος eidético.

Y la obra,
la que finalmente se concreta,
tan sólo el vestigio de un encuentro,
de la vida en su génesis y potencia,
y del misterio inefable
de lo efectivamente efímero
y lo eidéticamente perenne.

Alquimia, dicen los selectos.
Simbalon, los que se resisten a la semiótica.
Mas ni uno ni otro reparan en lo cierto.
He aquí la trasposición de mi alter ego,
he aquí la institución que de mí habla,
y de lo que no es mío en realidad.

Lo mío y no mío, y sin embargo, propio.
Lo mío y no mío,
y fantásticamente mi puntal,
mi vertiente,
mi sitio:
 
MEDUSA.

VAZ [Anotaciones personales del día lunes 18 de febrero 2013] 





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