POLÍPTICO CEMENTERIO RECOLETA, BSAS.

Políptico del Cementerio La Recoleta, Buenos Aires, año 2000.

Latex sobre trupán, de formato 120 x 60 cms, trabajado con palitos de madera y los dedos.

Este ejercicio fue uno de los primeros con los que experimenté con látex. Anteriormente había trabajado con óleo de tarro, haciendo también figuraciones azarosas al estilo dripping. Con tal que cambiar del óleo de tarro al látex me permitió, por una parte, realizar un trabajo mucho más táctil con la pintura, y por otra, acceder a una pintura más instantánea por las propiedades mismas de del látex. Su rápido secado y absorción, junto a su fácil dilución con el agua, fueron factores decisivos en la manipulación. Por este motivo el ejercicio se convirtió ahora en una ejecución lo más certera posible. El gesto espontáneo, sin errores, ni miramientos, es el que deja rastro figurativo aquí.

 

Respecto del tema, el Cementerio de la Recoleta lo tomé principalmente en consideración de la fascinante perspectiva del lugar que se extrema en el contrapunto de sus fugas, y la implicancia simbólica de que sea un complejo habitacional de cuerpos. De acuerdo a esto último, la cuestión del mausoleo toma el sentido de la casa de la trascendencia, el lugar "hacia el cual" dirigimos nuestra marcha, el sitio teleológico que regula (quizás) nuestras acciones, como el norte al cual vamos a llegar sin derecho a excusas.

El mausoleo es, sin duda alguna, signo directo de la civilización de los muertos que no debiéramos pasar por alto en nuestro vivo cotidiano. La "vida" de esta ciudad silenciosa y acallada es un conjunto cercado en la urbe, como ciudad en miniatura que a todo vivo espanta e incluso asfixia si tuviere que pernoctar ahí, y se edifica y sostiene como analogon a la bulliciosa vida de los vivos, con sus clases y edificios de prestigio, sus lugares secretos y sus espacios comunes.

Advirtiendo todo esto, la pintura viene aquí a realizar un juego expresivo y espontáneo, para develar el difuso pasaje entre uno y otro mundo.

VAZ